miércoles, octubre 04, 2006

¡Bienvenido, Mister Marshall! - Casa del Inca - 14/01/1999

Al pueblo castellano de Villar del Río llega la noticia de la venida de los americanos, dispuestos a dejar una sustanciosa ayuda monetaria. Para no defraudar a los visitantes, sus habitantes deciden transformar su localidad en un típico pueblo andaluz, y dar la imagen que esperan de España: flamenco, peineta y toros.
Obra maestra de nuestro cine, que triunfó tanto en España como en el extranjero. La comprensión humana, la ternura y la sencillez que observamos en ella evidencian una formación moral impecable y una juventud sabia e inteligente por parte de los responsables.
El cariño y gentileza con que nos son abiertas desde un principio las puertas de Villar del Río, sin prescindir de un orgullo tan nacional, hacen de la obra algo de documento universal y válido sobre España, el pueblo español y la forma como éste sabe enfrentarse con ciertos fenómenos sociales o políticos de la actualidad.
Destaca el anarquismo de ideas de cada uno, típicamente castellano y que permite una vida colectiva más fácil e integrable, donde se respeta al individuo y se estima la dignidad de cada cual.La película encara sonrientemente la opinión que tiene Villar del Río de un fenómeno político-social coetáneo, el plan Marshall. Esa crítica tan natural va implícita en las actitudes y en los comentarios cotidianos del pueblo. Por otro lado, queda la sátira comprensiva y benevolente frente al falso españolismo de los extranjeros que simplifican la personalidad de los españoles con el tópico, presente en la transformación de un pueblo castellano en típica localidad andaluza.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

no la he visto, pero es que a mí los western no me molan si no sale Clint.

Anónimo dijo...

Esa escena del salón en el sueño de Pepe Isbert, donde él es el sheriff es genial. Sobre todo el inglés que hablan. Y las respuestas de Lolita Sevilla a las preguntas de Manolo Morán: ozú, arza, digo,... Lo más conocido, eso sí, es la canción que entona el pueblo entero. Pero para mí le mejor es la escena en el balcón del ayuntamiento: como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación...

Anónimo dijo...

Me quedo con los rostros de los vecinos del pueblo, cuando están en fila y van a pedir de uno en uno sus deseos.

Colosal!

Yo me pido una gallina, (o mejor un piso de 30 metros).

Salud!
Bel.